Se acaba el año y yo para no "estropear" mi media de este año en lo que a entradas se refiere, he ido dejando el final de la crónica de Lisboa, tanto que casi se me han olvidado ya los acontecimiento allí vividos... Algo podré recordar...
Lo que debía haber sido...
El maratón de Lisboa era el señalado para completar mis once primeros maratones, entramos ya en números más que contundentes, por eso y por amistad estaba señalado para ser el primero en que bajase de cuatro horas quince minutos o al menos acercarme lo máximo posible a esos números. No, no iba solo, era imposible tener mejor sombra que mi amigo Saturnino, él, que cree más en mi que lo que yo llegare a creer nunca. Lo tenía todo previsto el ritmo que debíamos llevar, lo que teníamos que ir ganando, pensando como era cada tramo de este maratón, todo previsto excepto yo y mis contingencias... Para empezar la mínima auto-critica necesaria en estos resúmenes, llegaba a Lisboa con al menos veinte sesiones de entrenamiento menos de las precisas, aún siendo muy consciente de ese problema las expectativas no eran negativas. La motivación era grande y los entrenamientos habían sido placenteros, sin problemas añadidos.
Lo que terminó siendo...
La noche previa a la carrera mis intestinos no se comportaron como a cualquier corredor le gustaría, es uno de esos temas no resueltos por mi en estos años como corredor. Así que ya me levante con medio cuerpo bien, medio cuerpo mal, pero al ir pasando los minutos y estar más cerca de la hora de salida me hizo olvidarme de ello. Hasta el kilómetro veinte, con la compañía de Saturnino y su amena charla, yo participaba menos, todo fue rodado y mejorando en lo posible los planes, pero llegó la isotónica y su caída en mi interior no trajo consigo nada medio bueno... Yo que tenía bastante con las piernas, la respiración, tenía ahora que lidiar con los intestinos y eso ya era demasiado para mi cabeza... Cerca del kilómetro veinticuatro Saturnino se adelanta o yo me atraso, o ambas dos cosas, era lo mejor para los dos y un sueño más, un año más se me escapa de los pies...
Avituallamiento del kilómetro 24 y me busco unos árboles para aliviar la vejiga, me alivie bien pero no como pensaba, así que después de vomitar empezó otra carrera. Sinceramente nunca antes lo he pasado tan mal en un maratón. He tenido problemas musculares, la tortura de la rodilla, la agonía del no poder mover ni un musculo, pero lo de Lisboa era otra cosa, más interna y a ella se sumó los catorce kilómetros más aburridos y anodinos de todos los que he corrido. Ni los que corrí en la media de una ciudad de la Mancha son comparables.
Pero ya os lo he dicho muchas veces, soy un tío muy afortunado, tengo mucha suerte, en los últimos kilómetros me pasaron varias "espartanas" dándome ánimos, necesitaba más que éso, pero en estas que una de esas "espartanas" consiguió que la siguiera, Paula me ánimo a coger ritmo y terminar el maratón a su lado. Creo que nos ayudamos ambos, a esas alturas y con la cuesta eterna del final de carrera fue un alivio tener compañía. Espero poder agradecérselo el día de la Media Maratón de León, si ese maratón de Lisboa lo terminé en 04:41':56" fue sencillamente por su compañía, sino me hubiera ido a las cinco horas y...
Foto cortesía de Ángeles. |
No fue el maratón soñado, en algún momento fue una pesadilla, ahora solo queda preparar el número doce y empezar a soñar cómo será, para ello nada mejor que empezar a mover los pies, con ritmo...
Un saludo.