Bien podría hablaros ya mismo del Maratón de Berlín, pero hay cosas que es mejor dejar para el final así que seguiremos divagando en otras direcciones. Lo primero es lo primero, el concurso ha sido ganado por Alfonso y en tiempo récord. El comité de premios y agasajos se pone en marcha para preparar el que te has ganado.
Después de las peripecias de las tarjetas de embarque, de un desayuno caro en la terminal de Frankfurt que incluía unos cafés solos que entrarían en un dedal, afrontábamos el último vuelo camino del Aeropuerto de Tegel. Ya os comenté antes que nos tuvimos que sentar cada uno en un sitio, en el avión venía un equipo de hockey patines de Berlín, en mi fila de asientos tenía a mi derecha un jugador del citado equipo y a mi izquierda sentaron a una mujer mayor. Y digo sentaron porque a la mujer la trajeron entre dos miembros de la tripulación. La buena mujer debía tener alguna enfermedad que hacía que sus miembros temblaran sin parar. Ella alemana, yo español, ella quería zumo de naranja, yo no, así que con la barrera de la lengua hablada, pero con el inmejorable idioma de los mimos, conseguimos entendernos y yo la ayudé en lo que parecía toda una proeza dada sus circunstancias. Era el primer contacto con la lengua germana y no creo que en menos tiempo haya oído tantas veces "danke" y cosas similares. Mientras tenía lugar la escena, que debía ser para verla, nuestro compañero de asiento el fornido alemán ni se inmutaba viendo o leyendo revistas de cotilleo alemanas, sí ellos también las tienen...
Berlín, la ciudad
Debo de confesar que he vuelto encantado de Berlín, el concepto de gran ciudad en la que vivimos con nuestras moles de ladrillo unidas por ríos de asfalto se choca de bruces con la capital alemana. Hay que reconocer que parten con alguna que otra ventaja, la vegetación crece con poca ayuda entre los adoquines que forman algunas calles, en las zonas verdes no fui capaz de encontrarme con aspersores.
Se diferencia bastante bien lo que es la zona del centro con las zonas residenciales, estas no se caracterizan por ser colmenas en altura, de media cuatro o cinco alturas, separadas por calles amplias, peatonales algunas, otras para aparcamiento de los vecinos, pero todas con la vegetación luchando por salir.
Una de las cosas que nos llamó más la atención es la ausencia de persianas, bueno y en la mayor parte de los casos incluso de cortinas o estores, yo pienso que el sol debe ser una bendición para ellos y no quieren que cuando salga nada le interrumpa el paso para entrar en casa. Apoyando esa teoría, de querencia de los rayos de sol, nos encontramos con los puestos de comida en plena calle, invitando a pillar la comida y comerla paseando, o los bares y restaurantes con terrazas en las que se disponen filas de tumbonas mirando al sol...
El transporte, ese es otro tema digno de elogio. El Berlinés circula en bicicleta por su ciudad. Los más malévolos podríamos decir que es normal "cualquiera entiende ese follón de metro que tienen montado" o incluso que es por el elevado precio del billete, no os preocupéis el Consorcio Madrileño nos está acercando a su nivel a pasos agigantados. Imagino que todas las cosas tendrán su importancia en la apuesta por la bici de los ciudadanos y gestores de la capital. Los de la bici critica estarían aquí muy felices. Pero tienen una diferencia con los que aquí en Madrid deciden usar la bici, respetan los semáforos como el resto de vehículos y los que son específicamente para ellos también.
Durante el fin de semana nos asombró la poca circulación de coches, luego el lunes se notaba que había más tráfico pero no era para nada el nivel de Madrid. Como dato podríamos usar que el trayecto desde Tegel a nuestro apartamento en Mitte el sábado y el de vuelta el martes, tuvieron la misma duración y precio, en horarios muy similares. Intentad que eso ocurra en Madrid...
El metro es un follón impresionante de "U" y "S", al menos para los que venimos del Metro Madrileño que tiene esa organización de líneas tan sencilla. Por lo demás las máquinas de venta de billetes vienen en varios idiomas, el nuestro incluido, son fáciles de usar. Se me olvidaba comentarlo no existen tornos u otros métodos de control de paso. Se debe dar por supuesto que el viajero tiene buena fe y sacará y validará su billete para su trayecto, parece que les funciona, imaginaros aquí con ese sistema... Saturnino decía con buen criterio que había que saber que le pasaba al que pillaran sin billete.
El Berlinés es un personaje amable y educado, como norma general. Con costumbres que aquí llamarían la atención como respetar los semáforos si vas en bici o la de beber en plena calle e incluso en el interior del metro, aquí nos lo tenemos prohibido. Gustavo y yo mismo probamos esa sensación de llevar el botellín en la mano e ir bebiéndolo por la calle... ¡Uuuy! casi se me pasa, allí los 33cl no existen. Tampoco te avasallan con el coche si se acaba el tiempo del semáforo verde, no existen pasos de peatones pintados en las calles. El lunes al mediodía con un tiempo soleado veías las zonas verdes llenas de gente tomando el sol.
Hay sola una cosa que me ha sorprendido negativamente, la limpieza de las calles, yo iba con la idea de que "ellos" eran "limpios", pero son también humanos y las colillas están en el suelo, los papeles, los cascos de botellas... Eso sí no vi ni una cagada de perro...
En fin, creo que muchas de las cosas que os acabo de resumir son las que ayudan a que Berlín tenga uno de los mejores maratones del mundo. Eso os lo contaré en la próxima entrega y no, no os preocupéis os llegará antes del 2012.
Terminando la segunda entrega
Para terminar esta segunda entrega he pensado en rescatar un vídeo que ya puse en su día en el blog, viene bastante a cuento, hemos estado ya en Berlín y REM ha anunciado su disolución, desde 1980 con nosotros dándonos buena música y temas impagables, el 15N sacarán un gran recopilatorio, os lo aviso a los incondicionales.
La tercera entrega no se demorará tanto no tengáis cuidado, sed buenos un saludo.
6 comentarios:
y dale... que queremos leer tu sufrimiento, calambres, dolores...
lo de las persianas y estores fuera de España es un putadon para los que nos cuesta dormir con luz
Un honor haber triunfado en el concurso, pero es la ventaja de haber pasado los primeros años de mi vida viviendo en Preciados, que los edificios singulares del barrio me suenan.
Bueno al tajo, cuando sales de Madrid y sobre todo de nuestras fronteras, descubres que hay un respeto por los demás que por aquí se ha perdido, o al menos es tímido y se esconde.
Tenemos ganas de pasar por Berlín y con tu crónica se nos acentuan.
Un abrazo
Pero vamos a ver... qué tiene que ver el edificio de Banesto de la c/Alcalá con Berlín??? :D
Tus comentarios extrañados no tienen precio... Esto va camino de convertirse en un "Cuaderno de Viaje"... Di que sí, que correr maratones libera la mente!!!
Y te pregunto, ¿vistes perros?, yo no los recuerdo.
Un abrazo.
¿Y cuánto más nos va a hacer esperar?
Un beso
Si es que no hay mejor cosa que salir fuera para comprobar lo que tenemos dentro. Mucha gente no me cree, pero...
Un beso!
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