Estamos terminando el mes de marzo, en realidad ya nos quedan unas horas y lo habremos finiquitado.
Para terminarlo por todo lo alto en lo que a carreras y correr se refiere, el domingo corría en Segovia. Era la tercera edición de su media maratón, Gustavo un compañero y sin embargo amigo del Club, nos habló al Churri y a mí de su experiencia en esta carrera el año pasado, nos gustó la idea para qué negarlo.
Pero lo que nos terminó de convencer fueron las palabras mágicas, luego nos quedamos a comer un asado... ¡qué tíos más fáciles!
No hace falta recordaros mi fiasco del fin de semana pasado, si a eso le unimos la fama de carrera dura de Segovia, los días previos a la carrera solo pensaba en terminarla y jugar con las dos horas y media que daban para terminarla.
El sábado se confirmó que andaba algo constipado, una de las consecuencias que en mi organismo tiene ese estado es el taponamiento, no solo de las vías respiratorias incluso las auditivas.
Así que sordo, congestionado y con una hora menos de sueño, me acerqué a por Beatriz que nos acompañaba en tan magno evento. Aprovechando la cita en Segovia íbamos a ver a nuestro amigo Juan Carlos y familia.
A las nueve y media de la mañana estábamos ya con Juan Carlos, que me tenía reservado una plaza de aparcamiento y me había recogido el dorsal el día anterior, hay que reconocer que con amigos así mi vida es simplemente fácil.
Un cuarto de hora después teníamos cita con Carlos "el Churri" y Gustavo, en los aledaños del ropero a los pies del acueducto.
Juan Carlos se fue a cumplir con sus obligaciones de padre (dos niñas) y esposo (una esposa).
En este trance Beatriz debería haberse reunido con la mujer de Carlos, Ana y el resto de la comitiva, pero cosas del directo perdimos a Carlos y toda posibilidad de contactar con el resto de la comitiva.
Yo busco al "Churri" a cola del pelotón, nada se lo ha tragado la tierra, ni estiramientos, ni calentamiento y ya sabéis lo que me gusta a mí "calentar".
Pistoletazo de salida, dejo pasar a la mayoría y me despido de Beatriz, ¡qué mala pata quedarse colgada!
El comienzo de la carrera es cuesta abajo, no llega a un kilómetro y enseguida empieza lo divertido, voy adelantando a gente, hasta que a la altura del kilómetro tres veo al "desaparecido", intercambio de opiniones y tiramos para arriba que esto es serio.
En el primer avituallamiento en el kilómetro cinco no hay agua, no es un gran problema hace frío y algún amago de agua nieve nos refresca. Esté será el único problema organizativo de toda la carrera.
Me siento fuerte, se termina la primera ascensión y se baja de nuevo, vamos aguantando para no forzar en la bajada. Llevamos un buen ritmo.
En un primer paso por el casco antiguo vemos a nuestros acompañantes, Beatriz está con ellos me quita un peso de encima el saber que ya están todos juntos. Cerca de la Puerta de Madrid, Juan Carlos y su familia están animándome, por mi sordera por poco no les veo, esto debe ser en el kilómetro once, volverán a verme sobre el diecisiete cuando no me quede nada para terminar.
Cuando comienza la segunda gran ascensión Carlos se me va quedando un poco rezagado y mi cuerpo me pide no bajar el ritmo, nos separamos.
Todo el mundo comentaba que cuando se llegase al Polideportivo Pedro Delgado, la carrera estaba terminada, más o menos el diecisiete. Y era verdad, hasta ahí unos siete kilómetros de subida constante, mención especial para la calle Ezequiel González y la carretera de la Granja.
Pero es en la carretera de la Granja donde me doy cuenta de lo entero que voy, he ido conteniéndome por primera vez en una carrera y ahora empiezo a ver porqué es una gozada empezar de menos a más.
Sé al llegar al Polideportivo que bajaré de las dos horas sin problemas, disfrutando de la carrera, me dan agua en el 17 y la cojo por si me da sed, no la usaré hasta pasar la línea de meta.
De nuevo por las calles del centro veo a Ana, Beatriz y Sara, me quedan unos pocos metros.
Una hora cincuenta y ocho minutos y cinco segundos, el juguetito dice que 5'31" el kilómetro, estoy contento he tenido una carrera placentera y eso no me pasaba hacía bastante tiempo.
La carrera es preciosa, no te deja ni un momento de respiro. Se pasa por casi todo lo interesante de la ciudad y la gente te anima, la gente de Castilla una vez más nos brinda su cariño.
Mañana toca el resumen de entrenamientos de marzo, ya os contaré lo bueno o malo que he sido.
Un saludo.
lunes, 30 de marzo de 2009
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5 comentarios:
Vaya, qué buena pinta, jeje. Me alegro mucho de que la disfrutaras, así da gusto ir a carreras.
Reconozco que me ha dado sed, eso de no tener agua, pero bueno, ya veo que lo llevaste fenomenal.
Me he sonreido leyendo, jeje, mola.
Un saludo
Asi me gusta en plan campeón, el domingo durante mi rodaje nos acordamos de tí, y la verdad de veíamos pasandolas canutas, jeje; me alegra que además de correr disfrutases de la carrera.
La verdad que los castellanos y leoneses somos buenos anfitriones.
Un abrazo.
Felicidades Abe por haber terminado con tan buenas sensaciones (la cecina de León hace auténticos milagros), y como bién dices siempre, ya que eres de buen comer, seguro que los judiones y el cochinillo que te estaban esperando al finalizar, también te inspiraron lo suyo.
Saludos cordiales.
Tecolinha, sería genial saber por adelantado si se va a disfrutar o no de una carrera... bueno a lo mejor se le quitaba la gracia no sé.
Saturnino, ¡¡canallas!! así que no dabais ni un euro por mi ¿eh? No me extraña yo no daba ni un céntimo ;D
Ángel, no hables de "cecina" estoy a "plan" y esas cosas duelen ;D
Comer, y comer bien es de las mejores cosas que nos pueden pasar y yo no lo desaprovecho.
Un saludo.
Este domingo pude constatar que se puede sufrir más como público en una media maratón que corriéndola. ¡¡Qué frío!! Aunque el postcarrera mereció la pena sin ninguna duda.
El año que viene espero estar del lado de los corredores.
Un beso.
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