Media maratón de Valladolid

Llegaba esta carrera en medio de una de mis peores temporadas de entrenamiento, la verdad he tenido tan pocas buenas que ya casi estoy convencido de que tampoco mejorarán con el paso del tiempo. En esta ocasión mi "excusa" para entrenar poco y mal es la falta de equilibrio.
Hace años en el estudio en el que trabajo, Raúl un ingeniero trajo el proyecto de un amigo estudiante de arquitectura para que Pablo uno de los arquitectos más brillantes con los que trabajábamos le diera alguna sugerencia, pues andaba un poco perdido.
Pablo lo miró unos segundos y sentenció con una frase mítica; "dile a tu amigo, que busque el equilibrio entre lo estático y lo dinámico", Raúl se quedó con la boca abierta y yo terminé diciéndole: "dile a tu amigo, que se dedique a repartir pizzas".
Es ese equilibrio tan difícil de conseguir, al menos para mí, el que me trae por la calle de la amargura, cuando tengo que parar, me muevo, cuando me tengo que mover, me paro y no consigo equilibrar el reposo con el movimiento.
Pero esa es otra historia que deberé contar a su debido tiempo.
Llego a la estación de Chamartín con unos veinte minutos de antelación, la noche del sábado no pegué ojo, tenía claro ya hace bastante tiempo que hoy no sería un día de muchas alegrías y que podía sufrir más de lo normal en la media, esa inquietud debió ser uno de los motivos de mi insomnio.
Me tomo un café en una barra frente a la vía 6 de donde sale mi tren, al lado se sitúa otro corredor con el chándal del Club de Atletismo de Leganés, no es hasta que pago el café (por cierto 1,40€) cuándo pienso "a ver si se trata de Quique", le pregunto y bingo ya tenemos cara.
En el viaje cambio mi asiento por el que tiene al lado Quique y nos ponemos al día, el objetivo y las posibilidades de él en la media distan mucho de los que me traigo yo, poco menos de una hora y ya estábamos en Valladolid. Vamos a la zona de reparto de dorsales y ya está allí Saturnino con Ángeles. Allí ya separamos nuestros caminos, Quique a por su hora veinte minutos, Saturnino y yo a falta de "estación de bus" nos metemos en un parque con "pavos reales" que no "faisanes" y buscamos una toilette que hay buenas costumbres que no se pueden perder.
Los dos primeros kilómetros los corro con Saturnino, al poco de pasar el dos le afirmo que yo me voy un poco para atrás eso de ir a cinco el kilómetro no es para mí hoy. Hasta el siete no tiro de música, voy cómodo en un ritmo entre unos 5'05" a 5'15" de media. Ningún problema físico en todo el recorrido, ni musculares, ni mis famosas bajadas de tensión. Es en el kilómetro 17 cuando la gasolina no me llega para más y el ritmo se hace más lento.
Al final 1h55'08" a un ritmo medio de 5'22" al kilómetro y unas sensaciones muy buenas para un entrenamiento tan pésimo como el que llevo realizado. He acabado muy contento y creo que es una media maratón ideal para bajar marcas, así que el que quiera asaltar una mejor marca personal en la distancia que cuente con ella como una buena posibilidad.
Después unas cañas sin tapa, que detalle más feo, un menú para reponer fuerzas a base de alubias y mis amigos acompañándome a la estación para coger el tren de vuelta a casa. Ya nos veremos Dios mediante el día 18 de Octubre a una semana vista de mi asalto al maratón nocturno de Bilbao, en la media de La Bañeza cita ineludible en nuestro calendario... Alguna por cierto lleva una dieta muy equilibrada a base de tragarse sus palabras, esto dicho sin ánimo de polemizar, pero con ese poquito de mala uva que me caracteriza ;D.
Un saludo.