El viernes de víspera
Me levanté tan nervioso como la primera vez, me dije "si aún me falta un día", pero mis nervios no entienden de tiempos ni atienden a razones. El día anterior había preparado la maleta, me dediqué a ello toda la tarde, entre toses y "cago en to" por mi fortuna que me había deparado un proceso gripal justo la semana de mi cita con la larga distancia. A lo largo de la mañana fui serenándome, en realidad bastó con pensar en cómo estaba y lo que tenía por delante, sencillamente asumí lo que podía ser y lo que no para mí este maratón.
A las tres de la tarde Beatriz ya había llegado a mi trabajo y nos metimos en el coche rumbo a Bilbao, aquí ella tenía más nervios que yo, mi hermana es muy solidaria para con mis nervios.
En el camino recibimos la llamada de Juanele, yo estoy al volante y Beatriz le atiende, en menos de diez segundos las presentaciones y ya se conocen de toda la vida, le da consejos de como librarse de mí y otros temas de vital importancia. Nos confirma que llega a Bilbao el sábado por la mañana, así que quedaremos para ir a por el dorsal y comer juntos.
Ya en Bilbao y después de seguir las indicaciones de mi copiloto somos capaces de llegar a la puerta del Hotel, un mérito increíble teniendo el "plano" que teníamos, yo elegí primero y preferí conducir antes que guiar "con eso".
Primera alegría, nuestra habitación está en la planta baja ¡biennnnnn! Un apunte para mi gusto hacía mucho calor en la habitación, por lo demás más que aceptable el Hotel, a mí me pareció que estaba muy bien.
Después aparcar el coche, aquí empezamos a tener nuestros conflictos con los parquímetros, hay que poner la matrícula del vehículo y ese día no nos percatamos de un botón de "cambio de idioma", en fin a la tercera lo conseguimos. Nos vamos a tomar un tentempié por el casco antiguo. Parece que por la tarde ha llovido pero la temperatura es muy buena, localizamos la oficina de información de turismo y tras unas cervezas y algún pintxo nos vamos a descansar que el fin de semana se plantea exigente. Le digo a Beatriz "de momento esto no me parece feo ¿no?", en esto sí estamos de acuerdo.
A las tres de la tarde Beatriz ya había llegado a mi trabajo y nos metimos en el coche rumbo a Bilbao, aquí ella tenía más nervios que yo, mi hermana es muy solidaria para con mis nervios.
En el camino recibimos la llamada de Juanele, yo estoy al volante y Beatriz le atiende, en menos de diez segundos las presentaciones y ya se conocen de toda la vida, le da consejos de como librarse de mí y otros temas de vital importancia. Nos confirma que llega a Bilbao el sábado por la mañana, así que quedaremos para ir a por el dorsal y comer juntos.
Ya en Bilbao y después de seguir las indicaciones de mi copiloto somos capaces de llegar a la puerta del Hotel, un mérito increíble teniendo el "plano" que teníamos, yo elegí primero y preferí conducir antes que guiar "con eso".
Primera alegría, nuestra habitación está en la planta baja ¡biennnnnn! Un apunte para mi gusto hacía mucho calor en la habitación, por lo demás más que aceptable el Hotel, a mí me pareció que estaba muy bien.
Después aparcar el coche, aquí empezamos a tener nuestros conflictos con los parquímetros, hay que poner la matrícula del vehículo y ese día no nos percatamos de un botón de "cambio de idioma", en fin a la tercera lo conseguimos. Nos vamos a tomar un tentempié por el casco antiguo. Parece que por la tarde ha llovido pero la temperatura es muy buena, localizamos la oficina de información de turismo y tras unas cervezas y algún pintxo nos vamos a descansar que el fin de semana se plantea exigente. Le digo a Beatriz "de momento esto no me parece feo ¿no?", en esto sí estamos de acuerdo.
Sábado por la mañana
Nos levantamos pronto que queremos hacer muchas cosas, lo primero mover el coche de su sitio, el viernes lo dejamos en plaza azul donde solo se puede aparcar dos horas, ahora nos toca llevarlo a una plaza verde para dejarlo cinco, algo con lo que no contábamos es que tener aparcado el coche en una zona o barrio sea cual sea el color de la plaza te obliga a cambiarlo de zona o barrio en el siguiente estacionamiento, lo llevamos detrás de la estación de tren y en el bar de la misma desayunamos.
En el teatro Arriaga está la oficina de información, una mujer muy maja nos informa con un plano de lo más importante que hay que ver en Bilbao. Ahora de día aún nos parece más bonito lo que vemos ¡qué sorpresa nos estamos llevando!
Decidimos por cercanía ir al Mercado de la Ribera, a la Iglesia de San Antón y a pasear por las Siete Calles y la Plaza Nueva. En la Plaza Nueva había un mercado de trueque, intento imaginar en la Plaza Mayor algo parecido y no soy capaz, nos tomamos una cerveza que no todo puede ser andar y andar, me llama Juanele y quedamos en el Zubizuri o Puente de Calatrava que nos pilla de paso para ver por fuera el Guggenheim.
Ya con Juanele, con su Beatriz y su hija Paula nos movemos por las inmediaciones del Museo y nos vamos dirigiendo al Pabellón de la Casilla donde tenemos que recoger los dorsales, por supuesto parada para refrigerios y pintxos, que venimos a un maratón y hay que coger fuerzas.
En el pabellón nos hablan de 1420 inscritos, las cifras oficiales ponen la participación en 1600, a la hora de la comida los únicos recogiendo dorsales eramos los mendas. Comemos en un "mesón" cerca del pabellón y es la única cagada relevante en el terreno culinario de todo el fin de semana, que le vamos a hacer "el no conocer".
Nos vamos al hotel a intentar dormir la siesta y quedamos para vernos en la araña del Guggenheim con mi hermano y sus compañeros.
En el teatro Arriaga está la oficina de información, una mujer muy maja nos informa con un plano de lo más importante que hay que ver en Bilbao. Ahora de día aún nos parece más bonito lo que vemos ¡qué sorpresa nos estamos llevando!
Decidimos por cercanía ir al Mercado de la Ribera, a la Iglesia de San Antón y a pasear por las Siete Calles y la Plaza Nueva. En la Plaza Nueva había un mercado de trueque, intento imaginar en la Plaza Mayor algo parecido y no soy capaz, nos tomamos una cerveza que no todo puede ser andar y andar, me llama Juanele y quedamos en el Zubizuri o Puente de Calatrava que nos pilla de paso para ver por fuera el Guggenheim.
Ya con Juanele, con su Beatriz y su hija Paula nos movemos por las inmediaciones del Museo y nos vamos dirigiendo al Pabellón de la Casilla donde tenemos que recoger los dorsales, por supuesto parada para refrigerios y pintxos, que venimos a un maratón y hay que coger fuerzas.
En el pabellón nos hablan de 1420 inscritos, las cifras oficiales ponen la participación en 1600, a la hora de la comida los únicos recogiendo dorsales eramos los mendas. Comemos en un "mesón" cerca del pabellón y es la única cagada relevante en el terreno culinario de todo el fin de semana, que le vamos a hacer "el no conocer".
Nos vamos al hotel a intentar dormir la siesta y quedamos para vernos en la araña del Guggenheim con mi hermano y sus compañeros.
La pre-carrera
Al levantarme de la siesta empiezan las dudas, manga larga o corta, le pregunto a Beatriz que con buen tino prefiere no mojarse, los nervios del viernes están ahí de nuevo. Vamos a echarle huevos manga corta. "¿Tienes que llevarte ese gran bolso?" Beatriz que me conoce mejor que yo mismo me reprende "Pídeme que lleve la mochila sin rodeos ¿no?" Tiene razón, ya va llegando el momento después de tantos años que le pida las cosas sin rodeos, pero claro no sería yo.
Al final Beatriz elige la mochila que más le gusta de las dos opciones y se quedara con mi chándal mientras estoy en eso del correr.
Como una hora antes de la carrera estamos en la araña, el tiempo ha cambiado ya está nublado y la lluvia empieza a ser una realidad cercana, llega mi hermano con sus compañeros, en esta ocasión Alejandro novato en la distancia va a correr conmigo. "¿Cuál es el plan?", "Terminar", "Ese es un buen plan", le explico que en principio el Plan A es llevar un ritmo medio de 6 minutos el kilómetro pero que luego la carrera nos dará o quitará la razón, da por bueno ese ritmo y confirma que se une a mí.
Llega Juanele y al margen de ponerse al día con mi hermano ¡Diossssss!, nos hacemos unas fotos, unas con una camiseta que ha traído Juanele para apoyar a su amigo Edgar. Edgar un saludo muy fuerte, ánimo campeón.
Dejamos a las dos Beatriz y a Paula y vamos al lío, ya llueve esa llovizna fina y constante, nos vamos cada cuál al lugar indicado a nuestras expectativas y esperamos la salida, con retraso y fuegos artificiales incluidos.
Al final Beatriz elige la mochila que más le gusta de las dos opciones y se quedara con mi chándal mientras estoy en eso del correr.
Como una hora antes de la carrera estamos en la araña, el tiempo ha cambiado ya está nublado y la lluvia empieza a ser una realidad cercana, llega mi hermano con sus compañeros, en esta ocasión Alejandro novato en la distancia va a correr conmigo. "¿Cuál es el plan?", "Terminar", "Ese es un buen plan", le explico que en principio el Plan A es llevar un ritmo medio de 6 minutos el kilómetro pero que luego la carrera nos dará o quitará la razón, da por bueno ese ritmo y confirma que se une a mí.
Llega Juanele y al margen de ponerse al día con mi hermano ¡Diossssss!, nos hacemos unas fotos, unas con una camiseta que ha traído Juanele para apoyar a su amigo Edgar. Edgar un saludo muy fuerte, ánimo campeón.
Dejamos a las dos Beatriz y a Paula y vamos al lío, ya llueve esa llovizna fina y constante, nos vamos cada cuál al lugar indicado a nuestras expectativas y esperamos la salida, con retraso y fuegos artificiales incluidos.
La carrera
Mi dorsal es el 300, ni que decir tiene que eso me motiva, empezar un maratón con fuegos artificiales, empezar a darte cuenta que hay público, mucho público te da alas. No lo había vivido nunca antes, la noche y la lluvia son nuevas invitadas también y de momento no molestan.
Los primeros kilómetros de la prueba discurren por el centro de Bilbao, lleno de público animando, Alejandro viene conmigo ya le he dicho que cuando vea que me "alegro" en la zancada me avise, es fundamental no reventarnos, lo hará en más de una ocasión.
Entre el kilómetro cinco y seis nos vuelve a ver nuestra "cla" particular y de nuevo por la peculiaridad del recorrido en el nueve, Beatriz que sigue nerviosa solo me pregunta "¿Qué tal vas?", en la primera ocasión la respondí "demasiado bien" y era cierto no solo por mí, el ambiente era tan alucinante que era imposible atisbar nada malo en el horizonte, en la segunda ocasión la dije "bien".
Se sale de la ciudad y sobre el kilómetro 14 en Erandio el paisaje es distinto, menos iluminación, sin público, uno disfrazado de Groucho con un tambor nos anima. Vamos siguiendo la Ria, estaba claro que este iba a ser el tramo más feo de la carrera. Vamos en los ritmos previstos y no tenemos ningún problema serio.
No hemos encontrado en ningún avituallamiento la fruta de la que nos hablaba la organización, eso que le había asegurado a Beatriz que comería todo lo que me dieran y por eso no buscamos barritas energéticas... Antes del 21 tengo un poco de fatiguilla como diría Pablo, la temperatura rondando los 20º y la humedad de un 85% pasan una silenciosa factura. Alejandro que lleva ofreciéndome gel energético hace ya unos cuantos kilómetros se pone serio y me hace tomar uno, mano de santo adiós fatiguilla adiós. Pasamos la media maratón en 2h02'34" por mi crono, a un ritmo de unos 5'49" clavar los seis en un terreno tan favorable no es fácil. Vemos un poco más adelante a mi hermano Alberto, su rodilla giro mal, una vez más y le ha dejado tirado, nos ánima como el resto de la gente de Getxo, de nuevo hay mucho público en la calle.
Alejandro me deja sobre el kilómetro 23, su gemelo que ya venía tocado no le deja seguir, unos minutos antes de su decisión cuando ya venía muy tocado le comenté "que la decisión de seguir o parar la tenía que tomar con la cabeza y no con el corazón", su trabajo le requiere andar, estar de pie y al 150% de sus facultades físicas el mío por contra solo necesita que pueda arrastrarme a mi silla.
Ahora sin mi compañero de fatigas y con pocos corredores a mi alrededor voy por la ria de vuelta al centro de la ciudad, en el kilómetro 31 un pinchazo en mi querida rodilla me hace pararme y ahí acabo con la posibilidad de hacer mi mejor maratón. Hace ya un rato que en los avituallamientos falta el agua, los voluntarios rellenan los powerade con los restos de los que hay en el suelo, vamos que no estamos bien hidratados a pesar de la lluvia que cae y la humedad del ambiente... El minuto o dos minutos que paré para ver que le pasaba a mi rodilla fueron una losa para los músculos de mis piernas, al intentar correr de nuevo los gemelos se subían y el cuádriceps de la pierna derecha estaba en el limite de su tensión admisible. En ese kilómetro mi crono marca 3h05'00" y la media ya en 5'58".
Los once kilómetros restantes intento corri-andar, pero en su mayoría lo hago andando, en otra ocasión estaría maldiciendo mi suerte pero hoy estoy más relajado. Ya en la ciudad Beatriz me ve desde el otro lado del río estoy en el kilómetro 34 y se da una carrera cruzando por el puente de Calatrava jugándose la vida, porque poner cristal como suelo de un puente sobre un río y en una ciudad húmeda demuestra mucha estupidez por mucho Premio Príncipe de Asturias que se tenga.
Ya a mi altura le comento que voy fastidiado y que llevo sin beber casi diez kilómetros, me estoy pensando dejarlo, me dice que lo intente que ella va a cruzar de nuevo el río y nos volvemos a ver en el kilómetro 37. Lo intento pero de donde no hay no roban. Otra vez con ella convenimos en que voy a terminar aunque sea andando y ella me va a acompañar estos cinco kilómetros, muchas gracias guapa.
Paseando nos hacemos la última parte del recorrido con dos subidas, las únicas de todo el maratón sobre todo la última un poco de juzgado de guardia, me ve Ángel de la Mata y me da ánimos desde el bar dónde está reponiéndose, muchas gracias que bien vienen esos ánimos.
Al final cruzo la meta en 4h59'44", que aunque no lo parezca no es mi peor marca en maratón, pero terminarlo se lo debo agradecer a tres personas en especial, a Alejandro porque marcamos un buen ritmo desde el principio y por su gel salvador, a Saturnino por tu sms de la tarde lo tuve presente durante toda la carrera y por supuesto a Beatriz que una vez más me ha seguido a un maratón fuera de Madrid, van tres: Amsterdam, Sevilla y Bilbao, los tres los he terminado me das suerte y de la buena.
Los primeros kilómetros de la prueba discurren por el centro de Bilbao, lleno de público animando, Alejandro viene conmigo ya le he dicho que cuando vea que me "alegro" en la zancada me avise, es fundamental no reventarnos, lo hará en más de una ocasión.
Entre el kilómetro cinco y seis nos vuelve a ver nuestra "cla" particular y de nuevo por la peculiaridad del recorrido en el nueve, Beatriz que sigue nerviosa solo me pregunta "¿Qué tal vas?", en la primera ocasión la respondí "demasiado bien" y era cierto no solo por mí, el ambiente era tan alucinante que era imposible atisbar nada malo en el horizonte, en la segunda ocasión la dije "bien".
Se sale de la ciudad y sobre el kilómetro 14 en Erandio el paisaje es distinto, menos iluminación, sin público, uno disfrazado de Groucho con un tambor nos anima. Vamos siguiendo la Ria, estaba claro que este iba a ser el tramo más feo de la carrera. Vamos en los ritmos previstos y no tenemos ningún problema serio.
No hemos encontrado en ningún avituallamiento la fruta de la que nos hablaba la organización, eso que le había asegurado a Beatriz que comería todo lo que me dieran y por eso no buscamos barritas energéticas... Antes del 21 tengo un poco de fatiguilla como diría Pablo, la temperatura rondando los 20º y la humedad de un 85% pasan una silenciosa factura. Alejandro que lleva ofreciéndome gel energético hace ya unos cuantos kilómetros se pone serio y me hace tomar uno, mano de santo adiós fatiguilla adiós. Pasamos la media maratón en 2h02'34" por mi crono, a un ritmo de unos 5'49" clavar los seis en un terreno tan favorable no es fácil. Vemos un poco más adelante a mi hermano Alberto, su rodilla giro mal, una vez más y le ha dejado tirado, nos ánima como el resto de la gente de Getxo, de nuevo hay mucho público en la calle.
Alejandro me deja sobre el kilómetro 23, su gemelo que ya venía tocado no le deja seguir, unos minutos antes de su decisión cuando ya venía muy tocado le comenté "que la decisión de seguir o parar la tenía que tomar con la cabeza y no con el corazón", su trabajo le requiere andar, estar de pie y al 150% de sus facultades físicas el mío por contra solo necesita que pueda arrastrarme a mi silla.
Ahora sin mi compañero de fatigas y con pocos corredores a mi alrededor voy por la ria de vuelta al centro de la ciudad, en el kilómetro 31 un pinchazo en mi querida rodilla me hace pararme y ahí acabo con la posibilidad de hacer mi mejor maratón. Hace ya un rato que en los avituallamientos falta el agua, los voluntarios rellenan los powerade con los restos de los que hay en el suelo, vamos que no estamos bien hidratados a pesar de la lluvia que cae y la humedad del ambiente... El minuto o dos minutos que paré para ver que le pasaba a mi rodilla fueron una losa para los músculos de mis piernas, al intentar correr de nuevo los gemelos se subían y el cuádriceps de la pierna derecha estaba en el limite de su tensión admisible. En ese kilómetro mi crono marca 3h05'00" y la media ya en 5'58".
Los once kilómetros restantes intento corri-andar, pero en su mayoría lo hago andando, en otra ocasión estaría maldiciendo mi suerte pero hoy estoy más relajado. Ya en la ciudad Beatriz me ve desde el otro lado del río estoy en el kilómetro 34 y se da una carrera cruzando por el puente de Calatrava jugándose la vida, porque poner cristal como suelo de un puente sobre un río y en una ciudad húmeda demuestra mucha estupidez por mucho Premio Príncipe de Asturias que se tenga.
Ya a mi altura le comento que voy fastidiado y que llevo sin beber casi diez kilómetros, me estoy pensando dejarlo, me dice que lo intente que ella va a cruzar de nuevo el río y nos volvemos a ver en el kilómetro 37. Lo intento pero de donde no hay no roban. Otra vez con ella convenimos en que voy a terminar aunque sea andando y ella me va a acompañar estos cinco kilómetros, muchas gracias guapa.
Paseando nos hacemos la última parte del recorrido con dos subidas, las únicas de todo el maratón sobre todo la última un poco de juzgado de guardia, me ve Ángel de la Mata y me da ánimos desde el bar dónde está reponiéndose, muchas gracias que bien vienen esos ánimos.
Al final cruzo la meta en 4h59'44", que aunque no lo parezca no es mi peor marca en maratón, pero terminarlo se lo debo agradecer a tres personas en especial, a Alejandro porque marcamos un buen ritmo desde el principio y por su gel salvador, a Saturnino por tu sms de la tarde lo tuve presente durante toda la carrera y por supuesto a Beatriz que una vez más me ha seguido a un maratón fuera de Madrid, van tres: Amsterdam, Sevilla y Bilbao, los tres los he terminado me das suerte y de la buena.
Mañana
Mañana os contaré como terminó el gran Juanele con sus 3h16'25", mi opinión sobre el maratón, el domingo en Bilbao y el lunes de vuelta a Madrid, esto va para largo, últimamente me enrollo como las persianas, lo siento.
Un saludo.
Un saludo.
8 comentarios:
La verdad es que fue emocionante formar parte de ese público que no paraba de animar, ver al gran Chema (aunque quedara tercero) y poder acompañarte esos últimos 5 km. Ya puedo decir que he participado en un maratón, je, je, je. Enhorabuena por no haberte rendido.
En cuanto a la ciudad en sí, tengo que decir que me encantó. Cuando tus espectativas respecto a algo no son muy altas, es muy fácil que te sorprenda gratamente y así fue.
Esperaremos que en breve nos cuentes el desenlace (aunque yo me lo sé).
Besos.
Enhorabuena amigo; la victoria es solo tuya, tú pusistes las ganas y el empeño para que el reto llegase a buen puerto.
Ahora toca descansar y recuperar esa malatrecha rodilla, que tenemos muchos más objetivos por delante.
Un abrazo.
Un carrerón Abe, lo mires por donde lo mires. Te adaptaste a las circunstancias de la carrera en todo momento y con mucha fuerza de voluntad no te rendiste y acabaste un maratón más.
Sin comentarios que se acabe el líquido en los puntos de avituallamiento y que no pongan algo de fruta para alimentarse. De todos los fallos organizativos que puede tener una carrera, mucho más un maratón, éste es sin duda el peor.
Un abrazo campeón!
Abe, se me pone la carne de gallina leyendo tu relato... si te hubiera visto en directo, probablemente habría acabado de los nervios...
Me resulta una proeza inconcebible de realizar por mi... ¡ENHORABUENA!
Y conociéndote como te conozco, sé que no habrías acabado si no hubiera estado ahí Beatriz en esos últimos kilómetros...
Así que Bea, no te quites mérito diciendo eso de "acompañar"... realmente, tiraste de él.
Besikos y abracikos (¿Será así como se dice en Bilbao?)
Beatriz, por supuesto que "has participado" en el maratón, desde luego del "desenlace" del mío eres una protagonista indispensable ;D
Saturnino, voy a intentar descansar, recuperarme y prepararme, porqué ¿he oído 101? ;D
Sonia, muchas gracias. Lo del avituallamiento es algo imperdonable, imagina que cuando ya volvíamos pasado el 25 veíamos a gente pasando por mesas vacías y aún les quedaba un montón...
Super, ¿qué diferencia horaria tenéis las garotas y tú? Tú siempre has sido muy sensible eso de la piel de gallina es porque no te cuidas nada...
Mañana me veo con Alioth que casi se me pasa llamarla... ¡soy un desastre! ji ji ji. Ya vi el vídeo es buenísimo.
Un saludo a tod@s.
Enhorabuena, Abe, un maratón más pa la saca :)
Lo de la organización es de traca, no entiendo cómo te lo tomas con tan buen humor, ya me gustaría a mi ser tan positiva.
Un abrazo, ya a cuidar esa rodilla.
Enhorabuena.
Yo corrí la "De Santurce a Bilbao" y la organización no tiene nada que ver con "esto". Es que no tener agua... yo creo que no hubiese podido acabarla.
Ana, ahora con más distancia no lo veo tan amablemente como en su día, de hecho las "secuelas" no han sido tan visibles como en otras maratones pero aún me tienen parado, claro que eso le esta viniendo a la rodilla de fábula ji ji ji ji¡¡¡¡
Teco, nunca sabemos lo que seremos capaces de llegar a hacer, somos los primeros que nos sorprendemos a nosotros mismos ;D
Un par de besos.
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