El maldito timbre del teléfono colgado de la pared hace su función sobresaltándome una vez más como si fuese la primera vez que lo oigo. Siento la agonía del que le falta el aliento, mi stress alcanza su cenit en cada timbrazo, detrás del auricular una voz conocida:
-Oye, ¿estas ahí?, ¿puedo ir a verte?
Este es Luis, un zumbado psicópata que habita por donde trabajo. Un tipo de 115 kg, no muy alto, ancho, pesado, muy pesado, tanto que le pido más de una vez que aminore y vuelva otro día, repetidor de frases, una y otra vez me relata lo mismo, un legionario, pero de la extranjera, un desertor que cumplió con sus deberes a la postre, un banquero, una mente con claro dominio para la compra venta de monedas y otras antiguallas, padre de 2 niñas-bueno ahora son 3 después de la ultima reconciliación y que más de una vez le he dicho:
-Una mierda me iba a dejar hacer un niño por ti después de todo lo ocurrido-me mira con estupefacción, mientras tiembla su enorme cuerpo-
Las va dejando crecer, sin dedicarlas tiempo, y al obligarle a pensar me contesta que están bien y que les procura colegio, ropa y que más pueden pedir … no insisto mucho, es una pared de hormigón, inteligente, habla 2 o 3 idiomas, incansable viajero, visitador de cuarteles de policía desde la vieja Hungría prosovieta a la francesa pasando por la británica-de donde se llevo un suvenir-, de hospitales mentales, llamándome para contar lo sucedido en 2 minutos
-Me han encerrado de nuevo, solo puedo hacer una llamada, ayer la lie, pegue a Geli y la poli me trajo, estoy muy medicado, me siento fatal…
Buscavidas infatigable de cualquier resquicio administrativo para conseguir ventajas económicas: becas, subvenciones…., pelo corto, barba de 2 a 3 días y a veces un olor insoportable a sucio que te tira de espaldas,
-Coño Luis, lávate joder hueles a mierda, no hay quien te soporte,
-Ah!, por eso pones el ambientador, pues me ducho todos los días
-Vale. Pero cámbiate de ropa a diario tío y sobre todo la interior,
-Pues me cambio cuando… ¿eso se hace? ¡Juah!, ¡Juah!, ¡Juah!
Colgamos. Salgo al súper antes de abrir para comprar un paquete de chicles, al regresar me encuentro a dos tíos enormes apostados cerca de la puerta, junto a un corrillo de gentes de otros lares en plan vacile, en este instante por detrás a lo lejos aparece Luis, con su tres cuartos militar, camisa de cuadros, pantalón vaquero saludándome, bueno, gritando mientras me giro para chocar las manos y un:
-¡Jodido mamon!, ¿ya te soltaron? …
Y por arte de ensalmo los allí congregados, van disolviéndose apoderándose de todos ellos el silencio y la mirada de: ¿quienes serán estos? Y claro Luis no ajeno a la situación, me suelta:
-Eg que imponemos respeto a la muchedumbre.
domingo, 19 de octubre de 2008
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1 comentario:
Desde luego no puedes decir que te aburres en la tienda, tienes montado el circo día sí, día no, vamos que solo te falta vender... ¡¡¡DIOSSSSSSSSS!!! No todo puede ser perfecto ;D
Un saludo (dolorido)
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