"Al palpar la cercanía de la muerte, vuelves los ojos a tu interior y no encuentras más que banalidad, porque los vivos, comparados con los muertos, resultamos insoportablemente banales."
Miguel Delibes.
No sé si ya lo he comentado por aquí, la primera lectura cuya decisión partió de mí, sin ser un libro de texto o de lectura obligada, fue la de los Episodios Nacionales, de Benito Pérez Galdós. Desde Trafalgar, pasando por Los Cien Mil Hijos de San Luis, Zumalacárregui, Prim y Cánovas, su lectura me absorbió. Es de justicia reconocer que todo empezó al sentarme una mañana de sábado, entre recado y recado, en el sillón del salón de casa de mis padres. Me había dado cuenta que teniendo un libro entre las manos mi madre me dejaba estar sin darme la lata. El primer volumen de los Episodios me pareció lo suficientemente contundente como para dejarla fuera de juego. Así ocurrió, el sillón fue mi trono de lectura.
Después de Los Episodios Nacionales, llegó a mis manos una de las novelas con las que más he disfrutado nunca, El Camino de Miguel Delibes. En mi vida me he encontrado muchas veces como Daniel "El mochuelo", dándome cuenta de lo que había tenido en el momento de estar perdiéndolo.
Miguel Delibes es por méritos propios parte de esos interminables Episodios Nacionales que aún se siguen escribiendo día a día. De sobra conocido es su legado en forma de novelas, algunas llevadas al cine con mayor o ninguna fortuna. El retrato del mundo rural de su época, es una constante en su obra, una constante magistral.
En fin mi afición a la lectura se la debo a estos dos señores, amén de al sillón de casa de mis padres, Benito Pérez Galdós y Miguel Delibes. Hoy nos ha dejado éste último, sin duda ha empezado otro camino, quién sabe si bajo la alargada sombra de algún ciprés.
Un saludo.
4 comentarios:
Nos queda siempre tanto por leer...
Bonito inicio tuyo en la lectura, digno de otra novela.
Me ha gustado tu post.
En este mundo de coincidencias solo hacía falta que hubiésemos puesto el mismo texto; sin duda uno de los mejores escritores que ha dado la literatura; y aunque nos ha dejado siempre tendremos el consuelo de releer sus libros.
Que le dejen descansar en paz.
Un abrazo.
Ya sabes que los cipreses con ateos.
Mis inicios lectores fueron diferentes, no había tele pero leyendo, si te dejas llevar, se puede hacer casi cualquier cosa.
Qué bien que le hayas dedicado una entrada a Delibes. Lo primero que leí de él fue La sombra del ciprés es alargada. Y en un cumpleaños le regalé a mi padre El Hereje y le gusto mucho. Hoy ya no están ninguno de los dos, lo comentaba con mi madre.
Pero quedan sus libros.
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